viernes, 5 de diciembre de 2008

juventud y virginidad


Recientes estudios revelaron que el 61% de los jovenes cristianos encuentados habian faltado a su pacto de virginidad, del 39% la mitad admitio haber mentido y haber tenido ocacionalmente sexo oral, solo el 1 % de los jovenes cristianos encuentados se mantiene virgen y en pacto de santidad. Creo que debemos formar mejor a nuestros hijos, sobrinos, y todo adolescente que tengamos cerca, es nuestro deber como cristianos platicar acerca de las grandes consecuencias que la fornicacion trae, como por ejemplo enfermedades venereas, y embarazos no deseados. Esto ultimo en la mayoria de los casos, provoca el aborto silencioso, ya que las jovenes cristianas para no ser descubiertas por sus padres y amigos recurren al aborto para seguri siendo "virgenes" ante los ojos de sus progenitores. (aberrante)

Me tome la libertad de extraer un texto completo de una pagina cristiana amiga es http://www.cristianosunicos.com/. Esta historia real o ficticia trae una gran enseñanza, esto es para ti querido adolescente que lees este blog y te lo agradezco. nada es casualidad tal vez tus ojos se posaron aqui por una merecida razon.


Guillermo hizo pacto de virginidad con Dios cuando tenía 16 años, en un campamento para jóvenes cristianos cuando el conferencista después de hablar de la pureza que Dios quiere de sus hijos, lanzó el reto de permanecer vírgenes hasta en tanto no estuviesen legítimamente casados. Ya habían pasado casi 8 años. Guillermo estaba de novio con una hermosa joven cristiana desde hacía un año, Guillermo pensó que ella era la mujer por quien tantas veces había orado, el pedía al Señor una mujer que amara a Dios por sobre todas las cosas, una mujer comprometida con Dios que al igual que él se guardare virgen cumpliendo con las instrucciones de Dios, y el estaba seguro que su novia Ana, era esa mujer. Hasta que un día mientras hablaban de sus planes de boda, cuando él le confesó ser virgen y cuan orgulloso estaba de haber pactado con Dios, ella le confesó que antes de él, había tenido un novio cristiano con quien tuvo relaciones sexuales por un tiempo, hasta que ambos no soportando el peso de la culpa, y habiéndose arrepentido y pedido perdón a Dios, terminaron su relación……..

Que gran desilusión para Guillermo, quien lloraba desconsolado en la intimidad de su habitación, ¡él amaba a esa mujer!, ¿qué hacer?, ¿debía pasar por alto esa situación y ser feliz con ella?, ¿podría soportar en el futuro saber que su mujer había sido de otro hombre?, ¿dónde había quedado su pacto de virginidad con Dios?, ¿había valido la pena ser un hombre virgen a sus casi 24 años de edad?..... ¿Qué hago Dios mío, que hago?- clamaba con el corazón.

Mientras clamaba a Dios, el Señor puso en su corazón un verso de las Escrituras:

“No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. (1 Timoteo 5:22)

De inmediato el dijo para sí –aceptar a mi novia no es participar en su pecado, Dios ya la perdonó- pero entonces a su mente y corazón vino la frase: “CONSÉRVATE PURO”.

Guillermo hizo pacto con Dios respecto de su propia virginidad, y siempre clamó a Dios por una mujer que tuviera la misma convicción respecto de la virginidad, entonces ¿Qué pasó?

Es verdad que tenemos un Dios lleno de misericordia, y es verdad que Jesús nos ha limpiado con Su Sangre preciosa sin embargo, esto de ninguna manera significa que Dios permita o tolere desobediencia, y mucho menos que acepte que se mancille el Templo de Su Espíritu que es nuestro cuerpo “Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:18-20)

Guillermo pidió consejo a su pastor quien le dijo que si bien es cierto que Ana cometió pecado de fornicación y perdió su pureza, ella fue perdonada y restaurada por Dios, sin embargo tal y como la Palabra de Dios lo sentencia, “Dios no puede ser burlado y todo lo que el hombre siembre eso va a cosechar”, ella aunque fue perdonada y restaurada, nunca más recuperaría su virginidad ni el gozo de haber obedecido a Dios con la consecuente bendición: “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deuteronomio 7:9). El Pastor le comentó a Guillermo que si decidía casarse con Ana, no cometía pecado alguno y que seguramente Dios bendeciría ese matrimonio, pero que era absolutamente indispensable que Guillermo perdonara de todo su corazón el pecado de Ana quien ya no podía ofrecerle su pureza, de otra manera si Guillermo no podía olvidar esa situación, le sería muy difícil sobrellevar su matrimonio.

Guillermo reconoció que le era difícil por el momento pasar por alto algo que para él era importante, y pensaba que para Dios también lo era pues cuando dictó las leyes para el pueblo Judío la virginidad era símbolo de pureza, “Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti” (Deuteronomio 22:20-21).

El Pastor le explicó que en efecto Dios sigue viendo la virginidad en el hombre y en la mujer como símbolo de pureza, Dios es el mismo de ayer, hoy y por los siglos, y aunque hoy vivimos bajo la gracia en virtud de lo cual ya no se apedrea a una mujer por fornicar, de ninguna manera significa que Dios acepte hoy que la mujer o el hombre forniquen sin considerarlo como un pecado. Dios perdona esos pecados cuando hay arrepentimiento sincero, sin embargo la solicitud de pureza para los hijos e hijas de Dios esta vigente “…Consérvate puro. (1 Timoteo 5:22b).

Ante la actitud dubitativa de Guillermo, el Pastor le hizo una pregunta: -¿Crees que Dios puede darte la mujer que tu le has pedido?- ¡Claro que lo creo!- asevero inmediatamente Guillermo, -entonces- dijo el Pastor- termina tu relación con Ana, y confía en Dios que te dará la mujer que tu le has pedido, y ten por seguro que a Ana también Dios le dará el varón que ella necesita; ambos son hijos de Dios y ambos recibirán su bendición, tu hiciste pacto con Dios, y su promesa en 1 de Samuel 2:30 es que Dios honra a los que le honran, así que toma esa promesa, se fiel, “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5).

Después de mucho meditarlo y de clamar a Dios, Guillermo decidió romper su compromiso con Ana, ambos estaban muy tristes, ella comprendió la decisión de Guillermo, sabía que tendría que pagar la consecuencia de su pecado, pero confiaba en Dios que le bendeciría con alguien que le amara y para quien no fuera determinante su carencia de virginidad.

Han pasado ya varios años, Guillermo se sobrepuso al dolor de aquella ruptura, poco tiempo después conoció a quien es ahora su esposa, una bella hija de Dios, quien había estado orando por un hombre consagrado a Dios cuya prueba entre otras fuera ser virgen, y lo halló en Guillermo, quien reconoce que Dios es fiel a sus promesas y da gracias a Dios por la fortaleza para una decisión tan importante, permanecer virgen en obediencia a Dios hasta el matrimonio y haber roto su noviazgo con Ana.

Ana por su parte, fue bendecida por Dios, con el tiempo conoció a un buen hombre hijo de Dios, quien como ella había sido restaurado de su pecado, y también son una pareja feliz que sirve al Señor.

La sociedad actual enseña que la virginidad no es importante, a los jóvenes se les incita a través de los diversos medios de comunicación a practicar la sexualidad (fornicación) lo antes posible. Para los hombres que quieren que su esposa sea virgen, se les dice “machistas”, y a los hombres que valientemente deciden ser vírgenes hasta el matrimonio se les tacha de “poco-hombres”, “homosexuales” o “anticuados”. A las mujeres que deciden ser vírgenes hasta el matrimonio se les tacha de “anticuadas”, “pasadas de moda” o “mojigatas”.

De ninguna manera se pretende juzgar a los hombres y mujeres que han cometido pecado sexual perdiendo su virginidad antes del matrimonio, sin que esto signifique que Dios cambie su deseo para con sus hijos de que estos se mantengan castos hasta el matrimonio

Dios no se equivoca cuando pide a sus hijos pureza sexual, es una bendición pactar con Dios en algo tan importante y tan íntimo como lo es la virginidad.

El sexo es una bendición de Dios que debes disfrutar tal y como Dios lo establece, dentro del vínculo del matrimonio; ser una sola carne es un momento íntimo y espiritual. ¡No te equivoques joven y señorita!, Confía en Dios, y solo entrega tu virginidad a tu cónyuge cuando tengas la bendición del matrimonio.

Dios te bendiga