sábado, 21 de noviembre de 2009

Tommy una historia de amor....

Esta es una historia real


que no ha sido realizada para propósitos publicitarios.
Rev. John Powell

Profesor de Loyola University, Chicago.



“Hace unos doce años atrás, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe. Ese fue el primer día que vi a Tommy. Mis ojos y mi mente parpadearon.

Tommy estaba peinando su larga cabellera rubia, que caía 6 pulgadas por debajo de sus hombros. Era la primera vez que veía a un joven con una cabellera tan larga.

Me imagino que era lo que estaba de moda en ese tiempo.

Yo sé que no es lo que está sobre la cabeza lo que cuenta, sino lo que está adentro; pero como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron

y de inmediato catalogué a Tommy

bajo la "E" de extraño... muy extraño. Tommy resultó ser el "ateo de la clase"

en mi curso de Teología de la Fe.

Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente,

o quejándose por medio de un suspiro o gemido sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama.

Así y todo, vivimos en una paz relativa por un semestre, aunque tengo que admitir que a veces sí llegaba a molestarme.



Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico,

"¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?" Inmediatamente decidí usar un poquito de la

técnica de la terapia de shock. "¡No!", le dije muy enfáticamente. "¿Por qué no?", me respondió,

"yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo." Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón

y alcé mi voz para decirle: "¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios...

pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti."

Él se encogió de hombros y salió de mi clase

y de mi vida. Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación:

"¡Él te encontrará a ti!",

por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa. Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me dio el debido gusto.

Más adelante me llegó una triste noticia:

supe que Tommy padecía de un cáncer terminal

Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme. Cuando entró en mi oficina lucía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia.

Pero sus ojos brillaban y su voz tenía la

firmeza que tenía antes. "Tommy, he pensado mucho en ti... oí que estás enfermo",

le dije en un tono casual. "Oh, sí, muy enfermo", me respondió, "tengo cáncer

en ambos pulmones. Es cuestión de semanas." "Tom, ¿puedes hablar sobre eso?", le pregunté. "Por supuesto, ¿que quiere saber?", me contestó. "¿Qué se siente tener sólo 24 años y estar muriendo?", le dije

"Bueno, podría ser peor." "¿Peor, como qué?" "Bueno, como llegar a los cincuenta años

sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son 'lo máximo' de la vida." (Empecé a buscar en mi archivo mental donde

años antes había clasificado a Tommy bajo la "E"

de extraño... Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación,

Dios lo devolviera a mi vida para que me educara.) "Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases." (¡Se acordó!)



Estuve pensando mucho en eso, aunque no

se puede decir que mi búsqueda era muy

intensa en aquel entonces." (Mi ingeniosa observación...

¡había pensado mucho en ella!) "Pero cuando los doctores removieron el tumor que tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, ahí fue que empecé a buscar seriamente a Dios.

Y cuando el cáncer se regó a mis órganos vitales,

de veras que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del Cielo...

pero Dios no salió. De hecho, no pasó nada.



¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado?

Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar y tratar y tratar...

y eventualmente, uno deja de tratar. Bueno, pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios

que posiblemente no estuviera ahí, me rendí...

Decidí que en realidad no me importaba Dios,

ni una vida después de la muerte,

ni nada que se le pareciera.

Decidí pasar el tiempo que me quedara

haciendo algo más provechoso.

Pensé en usted y en su clase y recordé otra cosa que usted nos había dicho: 'La mayor tristeza es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse sin nunca haberle dicho a los que uno ama que los ama'.

Así que empecé por el más difícil, mi padre. Él estaba leyendo el periódico cuando me le acerqué. "Papá" "¿Qué?", preguntó sin quitar sus ojos del periódico. "Papá, quisiera hablar contigo." "Bueno, habla." "Papá... es algo verdaderamente importante." Bajó el periódico lentamente, "¿De qué se trata?"

"Papá, yo te amo. Sólo quería que lo supieras." (Tom me sonrió mientras me contaba con satisfacción, como si sintiera un gozo, cálido y secreto,

que fluía a través de su interior..)

"El periódico se cayó de sus manos.

Entonces mi padre hizo dos cosas que no recuerdo

que hubiese hecho antes. Él lloró y me abrazó.

Estuvimos hablando toda la noche, aunque él

tenía que ir a trabajar al día siguiente.

Me sentí tan bien de estar cerca de mi padre,

de ver sus lágrimas, de sentir su abrazo

y de oírle decir que me amaba. Fue más fácil con mi madre y con mi hermano pequeño. También ellos lloraron conmigo y nos abrazamos

y nos dijimos cosas bonitas.



Compartimos las cosas que habíamos guardado

en secreto por tantos años. Sólo me arrepiento de

una cosa: de haber esperado tanto tiempo...

Ahí estaba, comenzando a abrirme a todas las personas que siempre habían estado tan cerca de mí. Entonces, un día me volteé ¡y ahí estaba!

No vino a mí cuando yo se lo rogaba.

Me imagino que yo me portaba como un entrenador de animales aguantando el aro para que saltaran:

'¡Vamos, salta! Te doy tres días, tres semanas.' Aparentemente Dios hace las cosas a Su manera y a Su hora. Pero lo importante es que Él estaba ahí.

¡Me había encontrado! Usted tenía razón,

me encontró aún después de que yo dejé de buscarlo."



"Tom", le dije casi sin aliento, "yo creo que estás diciendo algo muy importante y más universal de lo que tú te puedas imaginar.

Por lo menos para mí, lo que estás diciendo es que la forma más segura de encontrar a Dios: es la de no hacerlo una posesión particular, un solucionador de problemas,

un consuelo instantáneo en tiempos de necesidad,

sino abrirse al amor.

"Tom, ¿podría pedirte un favor?, pregunté.

Fíjate, cuando te tenía en mi clase eras una verdadera molestia, pero (riendo) ahora puedes

compensarme por todo...

¿Vendrías a mi curso de Teología y les contarías

lo que acabas de contarme?

Si yo se los dijera, no tendría el mismo impacto

que puede tener al contárselo tú."



"Oohh...Yo estaba listo para usted,

pero no sé si estoy listo para su clase." "Piénsalo, Tom, y si te sientes listo, llámame." *****************

Tom me llamó a los pocos días y me dijo que estaba listo para la clase, que él quería hacer eso por mí.

Así que hicimos la cita, pero Tom nunca pudo llegar...

Él tenía una cita mucho más importante

que la mía y mi clase. Por supuesto que su vida no terminó con la muerte,

sólo cambió. Él dio el gran salto de la fe a la visión.

Él encontró una vida más hermosa que todo lo que ha visto el ojo humano o que el oído humano haya escuchado o que la mente del ser humano jamás se haya imaginado.



Antes de que él muriera, hablamos una última vez. "No voy a poder llegar a su clase",

me dijo.. -"Lo sé, Tom." -"¿Les dirá usted por mí?

-¿Le dirá... al mundo entero por mí?" -"Sí, Tom, les diré.

Haré lo mejor que pueda..."



Así que a todos ustedes que han tenido la bondad de leer esta simple historia sobre el amor a Dios, gracias por hacerlo.



Y a ti, Tommy: se los dije lo mejor que pude...

domingo, 15 de noviembre de 2009

comodidad

COMODIDAD




Un día, un hombre sabio y piadoso clamó al cielo por una respuesta. El hombre encabezaba un grupo de misioneros que oraban por la paz del mundo, para lograr que las fronteras no existieran y que toda la gente viviera feliz. La pregunta que hacía era:

- Señor, ¿Cuál es la clave para que el mundo viva en armonía?

Entonces, los cielos se abrieron y después de un magnífico estruendo, la voz de Dios les dijo:

- COMODIDAD



Todos los misioneros se miraron entre sí, sorprendidos y extrañados de escuchar tal término de la propia voz de Dios. El hombre sabio y piadoso preguntó de nuevo:

- ¿Comodidad Señor? ¿Qué quieres decir con eso?

Dios respondió:

- La clave para un mundo pleno es: COMO-DI-DAD, es decir, así como yo les di, dad vosotros a vuestro prójimo.



Como di, dad vosotros Fe. Como di, dad vosotros Esperanza. Como di, dad vosotros Caridad. Como di, dad vosotros sin límites, sin pensar en nada más que dar.



Autor Desconocido







ORACIÓN PARA ANTES DE COMENZAR EL DÍA



Señor; he venido a Ti para que me toques con tu mano antes de comenzar el día. Descansa un momento tus ojos en mis ojos y deja que lleve a mi trabajo la certeza de tu presencia. Dame fuerzas, Señor, para llevar ligeras mis alegrías y mis pesares. Dame fuerza para que mi amor de frutos útiles. Dame fuerzas para no renegar nunca del pobre, ni doblar mi rodilla al poder del insolente. Dame fuerza para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana. Dame, en fin, fuerza para rendir mi fuerza, enamorado, a Tu voluntad.

Tagore